Nadie conocía su nombre, pero era famoso por su habilidad de aprender rápidamente cualquier expresión artística. Mudo de nacimiento, pero con la vocación para el entretenimiento, fue capaz de dominar distintas habilidades que dejaban una impresión como ninguno otro de sus colegas lograba obtener ante la nueva audiencia.
Bailes, acrobacias, malabares y distintos instrumentos musicales, eran sus herramientas contra el aburrimiento. Si bien, el destino siguiente en su gira, siempre era un misterio, los rumores lograban esparcirse de tal manera que en distintos pueblos se hablaba sobre la expectativa de aquel que, sin decir una palabra, lograba dotar de sonrisas a cualquiera que tuviera la oportunidad de presenciar su acto.
El joven confiaba plenamente en su habilidad, pues inclusive contaba con un repertorio para aliarse con otros juglares que estuvieran compartiendo la misma audiencia, de modo música y voz podrían unirse en su acto. Tanta era la confianza en que tendría el apoyo del publico para subsistir, que nunca sintió la necesidad de buscar un método para poder comunicarse de manera personal. La interacción con el publico y la audiencia era muy natural, él se desempeñaba y ellos reían. Si bien sus colegas eran ayuda en algunas ocasiones, sus relaciones con estas personas carecían de profundidad por lo que el misterio de su nombre y su origen lo acompañaba a donde fuera.
Hasta que un día, por una cruel jugada de destino, una enfermedad le impidió poder viajar como acostumbraba. Por lo que se instaló en un pueblo, con la esperanza de que encontraran una solución a su malestar, pero al no poder comunicarse de una manera eficiente poco se pudo hacer.
Si bien, aun poseía el talento para entretener a la audiencia, dejó de ser autosuficiente y se instalo en una misma calle. Por lo que muchas personas tuvieron la oportunidad de ir a conocer al famoso juglar anónimo. No solo se acercaban las personas a disfrutar su acto, también otros juglares buscaron la oportunidad de aprender lo que pudieran. Así que, por primera vez en muchísimos años, algunos rostros se hicieron familiares. Y el apoyo constante no era solo de desconocidos, pues ahora la vida sedentaria ofrecía nuevos retos y oportunidades.
Al convivir con las mismas personas cotidianamente decidió elaborar un método de comunicación basado en notas tocadas con su instrumento. De manera que era capaz de interactuar de otra manera con sus espectadores. Pronto, sin darse cuenta, también compartía canciones con otros músicos. Y a su vez, lograba aportar algo a aquellos juglares que pasaban por casualidad o con la intención de conocerlo.
Años pasaron de esta manera, y su esquina predilecta se convirtió en un punto de encuentro común, los comerciantes buscaban conseguir el lugar más cercano a la celebridad. Fue por esto, que logró comprender los beneficios que tiene el vivir en un solo lugar, pues ahora tenía la oportunidad de compartir con viajeros o locales sus creaciones, y habilidades. Su ya conocida esquina se convirtió en un punto de referencia no solo para la diversión, si no, para el aprendizaje.
Comprendió, que a pesar de todo, las personas pueden enriquecer la vida de manera insospechadas, que la posible motivación para mudarse constantemente y no lidiar con la misma persona más de una vez fuera de ser un peligro, alberga uno de los placeres más misteriosos conocidos, el goce de la compañía, y el poder que brinda la comunicación. Una escuela nació, la calle le pertenecía y su nombre carecía de importancia porque su acto no necesitaba presentación alguna.